DENGUE
El
dengue es una enfermedad causada por arbovirus, del cual existen cuatro
serotipos relacionados. En la actualidad es la enfermedad viral más importante,
transmitida por vectores, afecta al ser humano y está emergiendo como una
amenaza a nivel mundial.
Hay
cuatro virus del dengue (del uno al cuatro) cuyo vector principal es Aedes
aegypti y todos ellos producen un síndrome parecido.
Después
de una incubación de dos a siete días, la persona suele experimentar fiebre de
comienzo súbito, cefalea, dolor retroorbitario y dolores de espalda, además de
mialgias intensas que explican la denominación popular de “fiebre
quebrantahuesos”. El primer día suele haber un exantema macular, así como
adenopatías, vesículas en el paladar e hiperemia conjuntival. La enfermedad
puede durar una semana y suele acompañarse de otros síntomas, como anorexia,
náusea o vómito, intensa hipersensibilidad cutánea y, en los días en los que
cede la fiebre, un exantema maculopapuloso que comienza en el tronco y se
extiende a las extremidades y a la cara. En el dengue no complicado a menudo se
ven epistaxis y petequias dispersas y durante la fase aguda de la enfermedad,
las lesiones gastrointestinales previas pueden sangrar.
Curso de la enfermedad.
1.
Fase Febril:
Los
pacientes generalmente desarrollan fiebre usualmente alta y repentina, que
puede ser bimodal, por lo general dura de dos a siete días y suele acompañarse
de enrojecimiento facial, eritema, dolor generalizado del cuerpo, mialgia,
artralgia, cefalea y dolor retroocular. La anorexia, náuseas y vómitos son
comunes, puede ser difícil distinguir clínicamente de otras enfermedades
febriles agudas. La prueba de torniquete positiva en esta fase, aumenta la
probabilidad de dengue. Además estas características clínicas son
indistinguibles entre los casos de dengue y dengue grave. Por lo tanto la
vigilancia de signos de alarma y otros parámetros del estado hemodinámico del
paciente, es fundamental para reconocer la progresión a la fase crítica, por
parte del personal. En esta fase pueden presentarse manifestaciones
hemorrágicas menores como petequias y equimosis; el hígado puede estar
aumentado de tamaño y ser doloroso a la palpación. La primera alteración en el
hemograma, es una disminución progresiva en el recuento total de leucocitos; en
los hallazgos clínicos la bradicardia relativa es común en esta fase.
2.
Fase Crítica:
Ocasionalmente
sucede en torno a la desaparición de la fiebre, entre los tres o siete días de
la enfermedad, cuando la temperatura desciende a 38 o 37.5° centígrados o menos
y se mantiene por debajo de este valor; puede ocurrir un aumento de la
permeabilidad capilar, manifestado por un aumento de los niveles de
hematocrito, lo que indica el comienzo de la fase crítica. Puede asociarse con
epistaxis, gingivorragias, metrorragia o hipermenorrea en mujeres en edad
fértil. La leucopenia con neutropenia y linfocitosis, es seguida de una rápida
disminución del recuento de plaquetas, acontecimientos que suelen preceder la
extravasación de plasma, la cual es variable. El derrame pleural y la ascitis
pueden ser clínicamente detectables en función del grado de pérdida de plasma y
el volumen de líquidos administrados, por lo que el personal debe indicar
radiografía de tórax o ecocardiografía toracoabdominal, ante esta sospecha.
El
choque ocurre
cuando se pierde un volumen crítico de plasma por extravasación. Cuando se
produce el choque, la temperatura corporal puede estar por debajo de lo normal.
3.
Fase de Recuperación:
Cuando
el paciente sobrevive a la fase crítica, la cual no excede de cuarenta y ocho a
setenta y dos horas, evoluciona a la fase de recuperación. Hay mejoría del estado
general, de los síntomas gastrointestinales, del apetito, estabilización del
estado hemodinámico y se incrementa la diuresis.
Evolucion del Dengue. |
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